Información para pacientes

La causa exacta no se sabe. No se han descubierto causas ambientales y es importante saber que, excepto un porcentaje muy menor, no se heredan a los familiares y por eso se los considera esporádicos.

Lo que sí se sabe es que son relativamente frecuentes y que, en estudios por resonancia magnética que se hicieron en poblaciones sanas, se vio que un 22.5% de las personas mostraba algún adenoma pequeño en la hipófisis; sin que esto implique que la persona deba recibir un tratamiento.

Existen estudios genéticos y de biología molecular que demostraron la existencia de algún tipo de  mutación en los genes de las células de los adenomas de hipófisis, pero que esta mutación es esporádica (no se hereda a los familiares). Es decir esta mutación genética ocurre únicamente dentro de las células del adenoma de hipófisis y solamente la posee el portador del adenoma. Se conocen muchas mutaciones genéticas, pero aun no se ha logrado identificar una que claramente sea la encargada de producir el adenoma de hipófisis.

Los casos de adenomas de hipófisis hereditarios son muy raros y pueden corresponder a alguno de lo que se conoce como síndromes familiares (Neoplasia Endocrina Múltiple Tipo 1 y Tipo 4, Complejo Carney, Síndrome de McCune-Albright, FIPA).

La respuesta es no. Los adenomas de hipófisis no son considerados por la Organización Mundial de la Salud como un tumor cerebral. Los adenomas de hipófisis son tumores benignos que nacen de la glándula hipófisis, la cual se encuentra en la base del cráneo y se conecta con el cerebro a través del tallo hipofisario. Lo que sí es cierto es que su ubicación anatómica es intracraneana y se encuentran en una zona muy delicada por la complejidad de estructuras que rodean al adenoma hipofisario (nervios ópticos, nervios oculomotores, arterias carótidas, entre otras).

Por supuesto que no. Los adenomas de hipófisis son tumores benignos en la inmensa mayoría de los casos. El 0.2% de los tumores de hipófisis son malignos (carcinomas de hipófisis).

Dependen del tipo de tumor y del tamaño del mismo.
Si el tumor es pequeño, el paciente puede tener dolores de cabeza (cefalea) o bien algún tipo de trastorno hormonal (desequilibrio en una o varias hormonas) que es lo que produce los síntomas.
En el caso de los tumores más grandes (macroadenomas), además de los síntomas descriptos anteriormente puede encontrarse algún tipo de problema en la visión debido a la compresión tumoral de los nervios ópticos o del quiasma óptico.
Se sugiere visitar la sección Adenoma de Hipófisis para encontrar más información sobre los distintos síntomas.

La forma de tratar un adenoma de hipófisis depende de cada caso en particular. Donde es necesario considerar el tipo de adenoma, el tamaño y el estado de salud del paciente.

La gran mayoría de los adenomas prolactínicos (prolactinomas), responde muy bien al tratamiento farmacológico.

En el caso de los otros tipos de tumores de hipófisis (no funcionantes, acromegalia, enfermedad de Cushing, tirotropinomas) la mejor opción terapéutica inicial es la cirugía transnasal transesfenoidal, la cual debe ser realizada por un neurocirujano experimentado y que realice este tipo de cirugías frecuentemente. A pesar de que muchos neurocirujanos tienen algún tipo de experiencia en cirugía hipofisaria (habitualmente durante su formación médica), sólo unos pocos dedican su carrera a la cirugía de la hipófisis; y son los que tienen los mejores resultados operatorios. Por eso a la hora de elegir el neurocirujano es necesario informarse y buscar las referencias correspondientes.

En algunos tumores es necesario realizar algún tipo de radioterapia complementaria a la cirugía y/o al tratamiento farmacológico.

Se sugiere visitar la sección Tratamientos  para encontrar más información.

Un adenoma de hipófisis cuando es adecuadamente tratado y controlado no disminuye la expectativa de vida de la persona que lo padece. Para ello, el paciente debe ser muy estricto en los controles médicos y en la administración de los fármacos que le sean indicados. En la actualidad existen fármacos que permiten reemplazar a todas las hormonas que produce la glándula hipófisis, y esto ha mejorado notablemente la expectativa y calidad de vida de los pacientes.

Sin embargo, es necesario aclarar que los pacientes con acromegalia o con enfermedad de Cushing que no puedan ser controlados adecuadamente con el tratamiento (cirugía, fármacos, radioterapia) tienen una menor expectativa de vida generada por una persistencia de los altos valores hormonales sobre el organismo.

Un determinado grupo de pacientes puede ser tratado y responder perfectamente a dicho tratamiento, de manera que los síntomas que tenía antes de tratarse puedan retrogradar totalmente y que su calidad de vida no se vea alterada en absoluto. La inmensa mayoría de los pacientes con un adenoma de hipófisis pueden retornar a sus actividades laborales y sociales normalmente una vez establecido el tratamiento.

Otro grupo de pacientes, pueden continuar con algún grado alteración en su calidad de vida (por ejemplo, en su visión o en su esfera hormonal), aun siendo correctamente tratados. Generalmente estos son casos complejos y representan un porcentaje menor de los pacientes.

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